Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez y Pbro. Guillermo León Zuleta Salas
La revolución de la nanotecnología abre un mundo de posibilidades que hacen volar la imaginación; sus múltiples aplicaciones reviven promesas y temores que ya otros avances habían despertado, promesas que van desde la esperanza de encontrar la cura a cientos de enfermedades, extender la vida, conseguir nuevas capacidades para los humanos, hasta solucionar problemas domésticos y cotidianos como el lavado de la ropa, la conservación de alimentos por más tiempo, etc., y temores que abarcan desde la imagen de ejércitos de nanobots atacando, un mundo de espionaje perfeccionado e imperceptible, hasta la acción de nanofármacos que se salen de control.
Ante este panorama se hace necesario contar con la re exión bioética, que en su diálogo con la cien- cia nos acerque a las reales posibilidades y problemas que se pueden presentar, pero que también le proporcione a la comunidad cientí ca una re exión encaminada a mantener una actitud responsable en sus investigaciones y aplicaciones, pues una ética desligada de la ciencia se vuelve abstracta, y una ciencia desligada de la ética se deshumaniza. Pero su labor no termina allí; es necesario que dichas reflexiones sean el insumo para las regulaciones que el Estado deba hacer en materia jurídica.